Bienvenidos a San Francisco de Quito

Real Monasterio

de La Limpia Concepción

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Religiosas Concepcionistas Franciscanas.

Fundado el día 13 de enero de 1577.

Primera Abadesa: en el claustro Madre María de Jesús Taboada.

Abadesa de verdad: Nuestra Señora de El Buen Suceso,

de la Purificación y Candelaria.

Fiesta: el día 2 de febrero.

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Religiosa fundadora con Proceso Diocesano de Beatificación:

Venerable Madre Mariana de Jesús Torres.

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NOTA: Este "blog" NO ES oficial del Monasterio de la Concepción de Quito. Esta siendo preparado por algunos devotos de la Virgen de El Buen Suceso, de Quito, para glorificar y divulgar sus grandezas y misericordias en favor de este mismo Real Monasterio de la Limpia Concepción, el primero en los territorios de la Real Audiencia de Quito. Y para dar a conocer la admirable Vida de una de sus monjas fundadoras, la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres, grande mística; y las apariciones y revelaciones que recibió esta religiosa a respecto del Monasterio, de la Villa de San Francisco de Quito, del futuro país independiente de Ecuador, y de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Rosário de la Aurora 2017

Día 2 de febrero, a las 5:00 AM

En este año 2017 la Imagen Sagrada de La Virgen de El Buen Suceso fue trasladada desde su Trono Abacial en El Coro Alto del Monasterio al Retablo del Altar Mayor de su Iglesia el domingo día 22 de enero, por la tarde.

Podemos contemplarla y venerarla en estas dos fotos sacadas ese mismo día.

FECHAS IMPORTANTES PARA RECORDAR

16 de enero de 1635 – Muere la Venerable Sierva de Dios Madre Mariana de Jesús Torres, Fundadora del Monasterio y Confidente de la Virgen de El Buen Suceso.

17 de enero de 1577 – Fundación definitiva del Real Monasterio de la Limpia Concepción de la Ciudad de San Francisco de Quito, bajo el Patrocinio de Su Magestad el Rey de España Don Felipe II.

21 de enero de 1577 – Fenómeno milagroso con la Imagen de Nuestra Señora de La Paz en la Capilla del Monasterio de la Concepción de Quito, recién fundado. (Ver relato en esta misma página del Blog)

25 de enero de 1577 – Primeras Profesiones religiosas, de la Fundadoras, en el recién fundado Monasterio de la Concepción Franciscana de Quito.

Informaciones sobre el libro manuscrito la "Vida Admirable"

Interesantes informaciones a respecto de los cuadernos atribuidos a Fray Manoel de Sousa Pereira, OFM, franciscano de origen portugués, de donde habrían salido las copias de la “Vida Admirable…” escritas por la Madre Varela, concepcionista.

(…) unas revelaciones que se decían hechas por nuestra Señora del Buen Suceso a una santa monja española, miembro del monasterio de la Inmaculada Concepción en Quito. El nombre de aquella religiosa era Mariana de Jesús Torres, con respecto a la cual Monseñor Manuel María Pólit, el año 1903, emitió el juicio siguiente: [NOTA de los editores del Blog: este “juicio” fue escrito por Diego Rodríguez Docampo en su “Descripción del estado eclesiástico de San Francisco de Quito”, año 1650, publicada por Marcos Jiménez de la Espada en su colección de “Relaciones Geográficas de Indias”, en la Biblioteca de Autores Españoles, Tomo III, Madrid 1965, página 51. Es muy probable que Mons. Pólit las haya trascrito de alguna copia de esta Relación que conserven las monjas del Monasterio de Quito.]

"Santas ha habido y monjas de singular virtud y religión, como lo fueron Doña María Taboada, primera fundadora y Abadesa, y otras que imitaron su virtud. La que más resplandeció en humildad y obediencia, penitencia y don de oración, fue Mariana de Jesús, una de las primeras, y que desde niña tomó el hábito. Vivió y murió con grande ejemplo, así en lo espiritual y temporal como en su gobierno; siendo abadesa diversas veces; y cuyas súplicas y oraciones fueron aceptas a la Divina Majestad, pues se conseguía de su Misericordia lo que ella le pedía. Su muerte fue en tanta paz y santidad como en la que vivió. Sus confesores declararon, en los sermones que se hicieron en su entierro, honras y cabo de año, cómo fue muy celosa en el divino servicio, y que mereció grandes revelaciones de su Divina Majestad, y que tuvo don de profecía. Está recibida en esta opinión, y en la del Arzobispo-Obispo Ilmo. Dr. Don Fray Pedro de Oviedo, que la trató y confesó".

Nótese que Fray Pedro de Oviedo, que, a la sazón, era Obispo de Ouito, fue denominado Arzobispo, en razón de que tal dignidad había tenido antes, en la ciudad de Santo Domingo de la Isla Española. (8) -- (NOTA 8) El juicio de Monseñor Pólit, en el semanario quiteño "El Amigo", 4 de diciembre de 1943. - Consta en la Historia del Ecuador, tomo 4º, páginas 205 y siguientes, escrita por Monseñor Federico González Suárez, que Fray Pedro de Oviedo fue obispo de Quito en esos años.

Pues bien, la vida y revelaciones de Sor Mariana de Jesús Torres fueron descritas en tiempo aún de la colonia, por la pluma de un religioso franciscano portugués, Manuel Sousa Pereira, por el año 1792. Resultado: tres cuadernos manuscritos, los cuales, habiendo estado por el espacio de muchos lustros en el monasterio de la Concepción, finalmente vinieron a parar en manos del Presidente García Moreno, entregados por la Abadesa, Sor Bárbara Fierro, nativa de Tulcán. (9 y 10) -- (NOTA 9) Por declaración de las monjas Conceptas de Quito, en 1934, al Padre José Urarte S. J., el franciscano portugués tomó los datos de un solo inmenso volumen manuscrito, denominado "Cuadernón", que posteriormente no ha sido encontrado en el Convento. [NOTA de los editores del Blog: Esta información es un poco diferente de lo que relata el propio Fray Sousa Pereira en las anotaciones atribuidas a la Madre Varela, en donde dice que el redactó un resumen del libro de Fray Alácano para facilitar la lectura de las monjas.] Esta desaparición se explica, tal vez, por la presencia de los tres nuevos cuadernos. Lo demás fue también narrado por la Madre Varela al Padre Urarte, y éste lo trasmitió al autor, en Guayaquil, el 11 de noviembre de 1968; y en Cuenca, el 16 de diciembre del mismo año. -- (NOTA 10) Dicho Padre Urarte lo narró al autor en las ciudades y fechas antedichas.

El Mandatario les dio atenta lectura; e, impresionado por las heroicas virtudes y revelaciones de Sor Mariana de Jesús Torres, juntó los tres cuadernos en un solo paquete, para enviarlos a su Santidad Pío IX. Al mismo tiempo redactó una carta con destino al mencionado Vicario de Cristo. En ella le suplicaba que, si fuese de su beneplácito, se hiciera en Roma un examen acerca de la vida de Sor Mariana de Jesús, con miras a una posible causa de beatificación.

Pero antes de que tales documentos fueran despachados al correo, fue victimado García Moreno. Tan sólo unos quince años después, Doña Mariana Alcázar, viuda del insigne Mandatario, se decidió a poner por separado y en orden los escritos que habían pertenecido a su eximio esposo, y para ello recurrió a la ayuda de un señor Rafael Varela Yépez cuyos antecedentes son dignos de ser consignados:

Allá por los años de 1865, este individuo, con sólo quince abriles de edad, se hallaba en su ciudad natal de Latacunga, cuando el renombrado Gabriel García Moreno, que se hallaba de viaje, le pidió posada para el tiempo de unas dos horas. En este intervalo el gran hombre completaría su sueño, pues no eran más que las seis de la mañana, y las bestias comerían y repararían sus fuerzas para continuar la marcha rumbo al sur. El adolescente quiso proporcionarle una confortable cama, pero el ilustre viajero se opuso: "Me basta, dijo, esta banca de puro palo; me viene bien para la salud". Al despedirse para Guayaquil, García Moreno dijo al muchacho: "Dentro de pocos días regreso a Quito. Véngase usted a esta capital, e inicie sus estudios de segunda enseñanza. Yo le daré hospedaje y todo apoyo".

El jovencito no desperdició tamaña fortuna. Oportunamente se presentó a Don Gabriel, y éste le suministró en su propia casa no sólo habitación sino también comida. A guisa de modesta compensación, Rafael Varela prestaría sus pequeños servicios como secretario y ayudante del afamado Estadista. No solamente coronó sus cursos de secundaria sino que ingresó en la Universidad y emprendió los estudios de jurisprudencia.

Asesinado el insigne Mecenas de Varela, este joven tropezó con el Inconveniente de no haber dado a tiempo algunos de sus exámenes. Recurrió al Congreso Nacional. Manifestó las justas razones de su atraso, y solicitó se legalizara su continuación en la Universidad. En 1° de noviembre de 1875, la solicitud fue despachada favorablemente, con el Ejecútese del Vicepresidente Interino Javier Eguiguren. El universitario Varela podía matricularse para el cuarto año de jurisprudencia, pero quedaba obligado a rendir los exámenes de Derecho Internacional y Derecho Canónico en el próximo diciembre.

Continúa estudiando hasta el mes de agosto de 1878. Corona su carrera y logra el título de Lincenciado. Contrae matrimonio con una quiteña cuyo nombre Mercedes Vásconez; y esta unión es bendecida con varios hijos. La primogénita es la niña Clotilde, nacida en nueve de septiembre de 1879, la cual, habiendo llegado a la edad de unos once años, ayudó a su padre, en la separación y ordenamiento de los escritos que habían pertenecido al Presidente García Moreno. Enseguida encontraron la carta y paquete con destino al Romano Pontífice. Clotilde inició la lectura de los tres cuadernos, y los encontró sumamente amenos y provechosos. Rogó a Doña Mariana Alcázar le permitiese llevarles a su casa, y alcanzó esa merced en forma irrestricta.

Les dió lectura en su totalidad, los releyó, e inclusive los meditó. Encontró en ellos un estímulo más para tender a la santidad. Todo esto lo puso en conocimiento de su confesor el Padre Miguel Meneses, el cual, en vez de aprobar la deglución espiritual de aquellas páginas, terminó por improbarle su lectura.
¿Qué peligros entrevió aquel asceta? – Sin duda los de alucinación y vana curiosidad; puesto que la tal biografía de Sor Mariana de Jesús Torres, contenía en gran parte apariciones y revelaciones de orden sobrenatural, con una literatura fantástica e impresionante. Más todavía, con el fin de suprimir de raíz lo que juzgó una tentación, el Padre Meneses ordenó a su penitenta entregar al fuego esos tres cuadernos. ¡Quién no advierte que tal precepto fue un despropósito! Hubiera bastado que dicho sacerdote los recogiera y los tuviera a buen recaudo.

La señorita Clotilde Varela escuchó con mucha contrariedad el mandato, y se lo manifestó a su confesor. Este mantuvo su precepto. Entonces ella rogó a su Reverencia le permitiera sacar, en cifra o taquigrafía, una copia de aquellas páginas que le parecieran más enjundiosas. Aceptado esto por el confesor, la señorita Varela emprendió en la tarea valiéndose del arte que había aprendido de su padre, quien, a su vez lo había aprendido de García Moreno.

Corría el año de 1899, cuando los manuscritos originales del Padre Manuel Sousa Pereira fueron consumidos por el fuego. Y poco después, Clotilde Varela ingresaba en la Orden Religiosa de las monjas Conceptas. Ella también adoptó el nombre de Mariana de Jesús.

Se comprende que no transcurrieron muchos años sin que lloviesen las peticiones de copias en caracteres ordinarios, inteligibles para todos; y entonces Sor Mariana de Jesús Varela, con permiso de sus abadesas, satisfizo de buen grado esos deseos. Creció el interés y entusiasmo, incluso entre la gente piadosa de fuera del Convento. Llegó esto a oídos del Ilmo. Sr. Arzobispo Carlos María de la Torre, quien nombró una comisión de dos teólogos: Padre Joel Monroy, mercedario; y Padre José Urarte, jesuita, para que hablasen con Sor Mariana de Jesús Varela
y la sometieran al respectivo interrogatorio. El Padre Monroy presentó como excusa su enfermedad, pero dijo que se adhería, por adelantado, al juicio que diera el Padre Urarte, jesuita muy competente para el caso.

Corría el año de 1934 cuando el segundo religioso habló con Sor Mariana de Jesús Varela en los términos que siguen:

"Al trasladar usted o hacer el resumen de la vida de Sor Mariana de Jesús Torres, ¿fue usted leal y no cambió nada? Y cuando usted puso en lenguaje corriente lo que había escrito en cifra, ¿fue también leal y no cambió nada? Haga usted al favor de contestar a estas dos preguntas con toda verdad. Yo pudiera pedirlo a usted conteste con juramento, puesto que tengo autorización para ello. Sin embargo no lo hago. Pero diga usted la verdad".

Sor Mariana de Jesús Varela contestó en los términos que siguen:

"Fui leal y no cambié nada cuando escribí en cifra el texto primitivo, y cuando lo escrito en cifra lo trasladé a lenguaje corriente. Puedo jurar en forma solemne que digo la verdad". Esto último fue repetido varias veces, manifestando más bien deseos de hacer tal juramento. El Padre Urarte se persuadió de que Sor Varela hablaba con sinceridad, y se ratificó en no exigirle juramento. En ese mismo año 1934, Sor Varela entregó su alma al Creador. (11) -- (NOTA 11) Fue la concepta Sor Josefina de la Encarnación, 1a que me dio la fecha del fallecimiento de Sor Varela.

Después de un maduro examen, el jesuita escribió a Monseñor De la Torre, dándole su juicio en esta forma:

"Puesto que los actuales manuscritos han sido el fruto de dos traslados, a saber: del original a cifra, y de la cifra al lenguaje ordinario, juzgo que los dichos actuales manuscritos no pueden ser creídos con fe ciega".

Está visto que José Urarte opinó ser difícil que, al verificar Sor Varela esos dos traslados, no hubiera modificado, siquiera en parte los textos originales.

Con el fin de obtener más detalles al respecto, yo, el autor de la presente biografía [NOTA de los editores del Blog: Padre Severo Gómez Jurado, jesuita, Volumen IX de la Obra “Vida de García Moreno”, Quito, Ecuador, 1970, páginas 477 hasta 495. Ya fallecido.], me personé, a mi vez, en el locutorio de las religiosas Conceptas de Quito, el día 1º [primero] de octubre de 1968, y formulé un interrogatorio a la Madre Sor Josefina de la Encarnación, la cual contestó en el tenor siguiente:

1°.- Gracias a mi oficio de enfermera, pude conversar muchas veces y en la intimidad, con Sor Mariana de Jesús Varela, de quien atestiguo haber tenido virtudes en grado eminente. Un caso: estando en peligro de muerte una religiosa joven, Sor Varela hizo a Dios holocausto de su propia vida, con tal de que mejorara la enferma, Sor Varela murió poco tiempo después, mientras que aquella enferma vive hasta la presente.

2°.- Conversé con Sor Varela, varias veces, acerca de las revelaciones hechas a la Santa Madre Mariana de Jesús Torres. También acerca de las que parecen referirse al Presidente García Moreno, por ejemplo el que un Presidente de veras católico había de consagrar el Ecuador al Corazón de Jesús, y alcanzaría la palma del martirio en la plaza donde se halla el Monasterio de la Inmaculada Concepción.

3°.- En cuanto á los puntos que parecen referirse al Presidente García Moreno, la referida Madre Varela me los contaba no como apreciaciones suyas, sino como leídos en los cuadernos originales del tiempo de la colonia.

Con respecto a la fama de santidad con que murió Sor Varela, yo el autor afirmo que tal opinión es general entre cuantas personas conocieron a dicha religiosa. Lo confirma su autobiografía, escrita por cumplir la obediencia que le impuso su confesor el Revdmo. Sr. Canónigo Baquero.

Con tales antecedentes, me voy a permitir consignar aquí una copia de las páginas que pudieron haber interesado más a García Moreno. Tengamos de nuevo ante los ojos el aserto de Sor Varela: "No cambié nada"; y el del Padre José Urarte: "No se puede creer con fe ciega". (12) [NOTA de los editores del Blog: el texto que sigue en el libro del Padre Severo Gómez Jurado, S.J. se podrá encontrar en la sección “Revelaciones y Profecías” de este mismo Blog].

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